
Conocida como una aliada de la nutrición, la harina de avena se ha consolidado en los últimos años como como un alimento saludable, gracias a su perfil nutricional y al respaldo de evidencias científicas que demuestran sus beneficios.
Diversos estudios médicos subrayan sus propiedades para regular el colesterol, proteger la salud digestiva y contribuir al control glucémico. Estos efectos fueron destacados en diversos metanálisis que asocia su consumo con una disminución significativa del colesterol LDL y la prevención de enfermedades cardiovasculares. De igual forma, posee propiedades antioxidantes, antiinflamatorios y su aporte de magnesio coadyuvar al bienestar neuromuscular y mental.
Una investigación reciente publicada en la revista Food & Function, reforzó estos hallazgos al señalar que los glucanos de avena mejoran de manera consistente el perfil lipídico y reducen el riesgo cardiovasculares. Además posee una fibra insoluble qué regula el tránsito intestinal y por este motivo es un alimento aliado para la digestión.
¿Cómo se hace la harina de avena?
Una alternativa natural y sin procesamiento industrial pueden preparar harina de avena en casa utilizando varias cucharadas de avena. El procedimiento es sencillo, triturar el alimento en una licuadora o procesadora hasta obtener un polvo fino, tamizar el producto y repetir la molienda para lograr una textura homogénea.
La harina debe almacenarse en un recipiente hermético, a temperatura ambiente, y se recomienda elaborarla a partir del grano integral. Este método casero asegura la conservación de nutrientes, ya que la molienda artesanal preserva el salvado y el germen, componentes fundamentales del grano que aportan fibra, vitaminas y minerales.
T/Agencias

