
OpenAI realizó acusaciones graves contra la startup china DeepSeek, afirmando que esta última utilizó sus modelos de inteligencia artificial sin autorización para desarrollar su propio sistema. Según OpenAI, DeepSeek empleó técnicas de «destilación», un método que permite a un modelo más pequeño aprender de uno más grande, lo que infringe los términos de servicio de OpenAI que prohíben este tipo de prácticas.
La controversia se intensifica en un contexto donde DeepSeek sorprendió a la industria con su modelo R1, que ofrece un rendimiento comparable al de gigantes como ChatGPT, Claude o Gemini, pero con una inversión notablemente baja de solo 5,6 millones de dólares. Este éxito ha suscitado tanto elogios como escepticismo sobre la legitimidad de su desarrollo.
OpenAI y su socio Microsoft están actualmente investigando si DeepSeek utilizó su API para acceder a los modelos de OpenAI. Hasta ahora, han bloqueado cuentas sospechosas asociadas a DeepSeek tras detectar posibles violaciones a las normas de uso. David Sacks, asesor de IA en el equipo del expresidente Donald Trump, indicó que existen «pruebas sustanciales» del uso indebido de datos por parte de DeepSeek.
En el pasado, la misma OpenAI también fue acusada por utilizar datos sin el consentimiento de sus propietarios, incluyendo contenido protegido por derechos de autor. Este caso resalta la creciente preocupación sobre la propiedad intelectual en el ámbito de la inteligencia artificial y la necesidad urgente de establecer regulaciones claras en la industria.