
El presidente de Chile, Gabriel Boric, pidió este martes que se juzgue al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, por la masacre de civiles en Palestina y subrayó que el genocidio en Gaza «es una crisis de la humanidad».
Durante su discurso en la Organización de Naciones Unidas (ONU) el mandatario chileno también condenó los ataques israelíes en Qatar, los bombardeos sobre Irán y la invasión de Ucrania, e insistió en que hay que combatir el odio y fortalecer el sistema multilateral antes de criticar con dureza y de forma directa el discurso dado horas antes por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
«A estas alturas yo ya no sé qué decir de Gaza, porque muchos lo han dicho todo, desde esta tribuna y desde otras, pero por sobre nuestras palabras -de quien quiera que vengan- resuenan las miradas muertas de quienes siendo inocentes han perdido la vida. Hoy, siendo 2025, son miles los seres humanos inocentes que pierden la vida solo por ser palestinos, tal como hace 80 años millones la perdían solo por ser judíos», dijo.
«Entonces, más que hablar de cifras, de condenas, o exigencias, quisiera hoy hablar de humanidad. Gaza es una crisis global porque es una crisis de la humanidad. En esta sala y quienes nos escuchan, somos todos seres humanos. Por eso, cuando debajo de los escombros yacen niños y niñas, hay un dolor genuino en nuestra patria, en Chile y sé que es compartido en la gran mayoría de los países del mundo”, destacó.
«No quiero ver a Netanyahu destrozado por un misil junto a su familia, quiero ver a Netanyahu y a los responsables del genocidio contra el pueblo palestino enfrentados a un tribunal de justicia internacional”, subrayó entre los aplausos de los asistentes tras subrayar que el «odio engendra violencia».
Boric aseguró, a continuación, que «la guerra en Ucrania también nos violenta» y subrayó que ambos conflictos se equiparan porque en los dos sufre la humanidad.
Prosiguió diciendo: «No está bien invadir un país soberano como Ucrania y después imponer una negociación sobre hechos consumados y que todos nos resignemos sin más a ello, como lo recordaba el escritor francés Albert Camus, a propósito de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, si no creemos en nada, si nada tiene sentido y no podemos invocar ningún valor, entonces todo está permitido. No hay ni bien ni mal. Y nada tiene importancia».
T/EFE

