De acuerdo con datos de la campaña El hambre no tiene final feliz, del del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en Argentina más de un millón de niños se va a dormir sin cenar, y un millón y medio se salta alguna de las comidas del día porque sus padres no tienen como comprarlas.

En este contexto, casi cinco millones de adultos ceden su porción de comida para priorizar a sus hijos. El organismo internacional refiere además que más de siete millones de niños argentinos viven en situación de pobreza y unos 10 millones consumen menos carne y lácteos en comparación con el año 2023.

Las cifras volcadas se contradicen con los datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, que arrojó, con base en información oficial, que la pobreza ya alcanza al 55% de la población, mientras que la indigencia —pobreza extrema signada por la malnutrición— afecta al 20,3% de los argentinos. Según el organismo, el 70% de los menores vive en la pobreza: esto equivale a unos siete millones de niños y niñas.

La caída del poder adquisitivo de los ingresos, en medio de la flagrante recesión que impacta en sensibles indicadores como el nivel de empleo, convive con el aumento de precios al calor de la inflación. (Con información de Sputnik)