
Natchaieving Méndez
Un evento que inevitablemente acaparó la atención mundial fue la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Independientemente de la tendencia, creencia, afición o rechazo hacia el mal llamado «hermano mayor», debe reconocerse la influencia, aunque en decadencia, que ejerce sobre la geopolítica internacional.
Muchos fueron los autoinvitados y pocos los aceptados. Sin embargo, algo es seguro: la presencia y el lugar de cada personaje en esta investidura, supuestamente privada por medidas de seguridad, tenían una razón y un mensaje específico y claro.
Algo que llamó poderosamente la atención fue que en primera fila no estaban todas las piezas claves del gabinete del magnate. En su lugar, los invitados de honor fueron: Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y SpaceX; Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon; Tim Cook, director ejecutivo de Apple; Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI; Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta y Sundar Pichai, director ejecutivo de Google.
¿Por qué el cambio? ¿Cuál es el mensaje que se envió al tener a las cabezas de las principales redes que se manejan en el mundo en la toma de posesión del presidente Trump?
Lo que ocurrió este lunes 20 de junio en el Capitolio de EEUU fue el mayor ejercicio de generación de contenido digital de la historia. Los portales de noticias del mundo difundieron más información sobre esta toma de posesión que sobre cualquier otro evento en el planeta.
Trump, como acostumbra, dio mucho de qué hablar. Desde la respuesta inmediata de presidentes latinoamericanos por las medidas que firmó en sus primeras horas, hasta los memes de un beso, algo particular, con su esposa, todo ocupó las redes sociales.
Todo esto abre múltiples ventanas que se relacionan con hechos que han ocurrido en el mundo en los últimos años. Desde la transformación de la economía bancaria mundial tras la recesión de 2008, hasta la manera que se logró mantener cierta normalidad durante el aislamiento impuesto por la pandemia del Covid-19, la influencia de quienes gestionan la tecnología digital se ha vuelto cada vez más prominente en nuestra dinámica global. Profundicemos.
¿Resurgiendo de las cenizas?
En 2023, el economista griego Yanis Varoufakis publicó el libro: Tecnofeudalismo: El sigiloso sucesor del capitalismo. En esta obra, el analista describe cómo elementos históricos como el feudalismo que fueron determinantes en la dinámica social en la Edad Media, hoy resurgen en una versión «remasterizada» 2.0 y 3.0.
Se lo trataré de resumir y explicar en palabras sencillas y de esta manera entenderá por qué los principales jerarcas tecnológicos de una parte del mundo estaban en la toma de posesión de Trump ¿Hacia quién realmente fue el mensaje?
Recordemos… Desde el siglo XII en Europa con mayor posicionamiento en el XVII en el resto del mundo, el sistema capitalista se posicionó de la dinámica global. A partir de esta época la humanidad se mueve por la búsqueda de acumulación capital, con sus excepciones en activistas o movimientos con pensamientos más «enfocados» en el bienestar social, muchos de ellos terminaron sucumbiendo en esta misma espiral capitalista. Tema discutible y harina de otro costal.
Lo cierto es que el capitalismo sustituyó al sistema feudal, el cual se basaba (revisando un poco de historia) en el enriquecimiento a través de la renta, principalmente, de territorios heredados. Es decir, te alquilo el terreno, lo trabajas, pero me tienes que dar una considerable proporción de tus ganancias por el permiso que te doy al alquilarte lo que es mio y tiene «prestigio». Como las plataformas digitales de transporte de ahora, algo asi… pero no me voy a adelantar.
La Tierra siguió girando: guerras mundiales, bloqueos, caídas en las principales bolsas, sistemas de gobierno fuera de juego y las piezas del ajedrez siguieron moviendose hacia un nuevo siglo con tecnologías más sofisticadas. Mientras los grandes magnates se centraban en la acumulación de capital, su mayor creación, según Varoufakis, ganaba forma y fuerza: los nubelistas.
Los nubelistas, de acuerdo con el economista griego, es una nueva élite de poder que controla el capital en la nube. Es así como las rentas para permanecer y hacerse notar en el mundo digital pasaron de ser una opción alternativa a una necesidad imperante para sobrevivir en el mercado.
Las rentas, bases fundamentales del feudalismo, ahora desplazan el beneficio, producto que es base para el sustento y sobrevivencia del capitalismo. Algo así como los dichos que dicen «entre el cielo y Google no hay nada oculto» o «si no está en internet no existe», pues de esto se trata.
Varoufakis refiere entonces que los nubelistas o los feudos de la nube, no generan riqueza por medio de la venta de productos, sino con la renta que obtienen para que las grandes corporaciones y empresas tengan presencia en sus plataformas digitales. Paradógico, la muerte del capitalismo no se da por el proletariado, sino por su propia hija: la tecnología digital.
¿La nueva estratificación social?
Desde esta perspectiva de Yanis Varoufakis, los tecnofeudalistas son la cúspide de una pirámide que domina a quienes dependen de ellos para sobrevivir en esta era. De allí que no es casualidad que los directores de las principales empresas digitales SpaceX, Amazon, Apple, OpenAI, Meta y Google hayan sido los principales invitados al show de Trump. El mensaje es claro: los poderosos están de mi lado.
Es así como los nubelistas dominan a quienes en algún momento controlaban la economía mundial, los capitalistas, quienes ahora se convierten en sus vasallos pues dependen de los primeros para ofrecer, vender y mantenerse. Ahora, recalca el autor griego, no se trata de quien vende más en un mercado determinado, la cuestión es quién o qué ocupa mayor atención.
Los «vasallos capitalistas», es decir, los grandes magnates de empresas como Trump, ya no cuentan con una interacción directa con sus compradores; requieren de los nubelistas y sus algoritmos que segmentan a la sociedad digital para tener interacción y hacerse visibles. Incluso, para crear contenido y generar (tal como se hizo a mediados del siglo XX con la guerra cultural) necesidades y de esta manera cautos compradores de sus productos.
¿Pero cómo obtienen los nubelistas los datos para llegar a quienes potencialmente serán compradores de un producto, que es el fin de los vasallos capitalistas? Detengámosno en nuestro entorno y responde: ¿alguna vez has dado «me gusta» a una publicación? ¿Te has quedado por más de un minuto viendo cierto video o textos colgado en las plataformas digitales? ¿Has colocado tus datos para bajar alguna aplicación en tu celular o computador? ¿Has subido una foto, texto o republicado una canción, mensaje, reels? Te informo: eres un siervo de los nubelistas.
Esta es la explicación de que muchos nubelistas ofrezcan aplicaciones y servicios muy baratos o gratuitos ¿por qué? simple: quieren tu atención, tus preferencias y de esta manera te conviertes en un dato más, un fragmento de un algoritmo, una población segmentada y potencial para ofrecer determinado producto que los vasallos capitalistas requieren que consumas. Internet no es vidente, es un matemático y estas no fallan.
Es el poder de captar la atención y de obtener datos les permitirá a los nubelistas ganar más vasallos capitalistas, que invertirán en rentar el espacio digital para hacerse visibles y vender mercancia, beneficios. Todo esto es creado con los datos que los siervos de la nube, de forma gratuita, suministran al entregar su atención secuestrada.
¿Entonces, para quién fue el mensaje?
El mensaje de la toma de posesión de Trump puede ser analizado mejor por un internacionalista, economista e incluso un sociólogo. Sin embargo, sobre la base de los acontecimiento ocurridos desde inicio del siglo XXI, pueden hacerse algunas suposiciones, tal vez, temerarias. Atrévase conmigo a argumentar con algunas pinceladas de la obra del economista Yanis Varoufakis.
Tal como le comenté anteriormente, la recesión de 2008 condujo a una transformación digital del sector bancario occidental. De esta manera y refiere Varoufakis, los bancos centrales invirtieron grandes cantidades de dinero en su modernización y con este dinero los nubelistas también destinaron dinero en optemizar su tecnología. Se crearon entonces nuevos celulares con aplicaciones cada vez más sofisticadas que iban cubriendo diversas necesidades: investigación, información, mensajería instantánea, comercio, etc.
Una década y un año después, la pandemia jugó un papel fundamental para el cambio y definición de la geodinámica mundial. Mientras cientos de personas perdieron sus empleos por no poder asistir a sus puestos laborales, empresas como Amazon, por ejemplo, contrataba miles de trabajadores para el envío de encomiendas a los ciudadanos confinados. La era digital se posicionaba y con ella, enfatiza Varoufakis, la del capital en la nube y los nuevos dueños del poder en el mundo.
Varoufakis destaca que si bien los nubelistas invierten en política, marketing, debilitar gobiernos, sindicatos o empresas, su atención es obtener las máximas rentas de los capitalistas vasallos que son quienes venden la mercancía.
Este avance del tecnofaudalismo, refiere el economista griego, no solo se centró en EEUU; China, el gran competidor, desarrolló sus propia tecnología digital que se evidencia en empresas como Tencent y Alibaba. Mientras en occidente se subestimaba el crecimiento tecnológico chino catalogándolo como una copia, el Gigante Asiático creó cinco conglomerados que tienen una dimensión que combina las redes, plataformas de mensajería, televisión por suscripción o mercado electrónico existentes en EEUU, lo mejoró.
Los vasallos capitalistas ahora ven en las plataformas chinas la posibilidad de hacerse más visibles en muchas ventanas mediande una sola vía, al contrario que en occidente en donde las formas de estar presentes en el ecosistema digital se hace por separado ¿Ahora ve la razón del altruismo de Trump y Musk en salvar los «derechos» de los 170 millones de usuarios de TikTok?
El análisis sobre este tema da mucha tela que cortar, posiblemente el libro de Varoufakis sea una luz que le muestre las sombras de la caverna tal cual como son en realidad. Sin embargo, frente a todo este panorama algo desalentador, pues al describirlo la sensación que queda es ser parte de una matrix, la solución para contrarrestar este poder de dominación parte de su génesis: la inventiva humana.
Una gran coalisión es la solución para este economista griego; sin embargo, me atrevería a agregar que el realce de la autenticidad de los pueblos a través del fortalecimiento de su identidad autóctona, no la creada a través del clip del computador, es la clave para quitar la venda a la población y el poder a los nubelistas.
La única forma de contrarrestar los efectos de esta nueva oleada entonces es consciencia, reflexión, unidad y organización de quienes están en la base de la pirámide: siervos, proletarios y vasallos de los nubelistas. Despertemos pues y no sigamos trabajando para el enriquecimiento de unos pocos.