Natchaieving Méndez

Medusa, hija de Forcis y Ceto, no siempre fue un monstruo. La leyenda griega cuenta que antes de la maldición de la diosa Atenea, era una joven mortal de belleza excepcional. Su abundante cabellera y mirada intensa inquietaba a hombres y dioses, por lo que Poseidón, dios de los mares, la ultrajó en el templo de Atenea.

La diosa, enojada e indignada de que su templo fuese profanado, arrojó su irá sobre Medusa y la castigó convirtiéndola en la gorgona más temible del inframundo, con un nido de serpientes como cabellera y una mirada que convertía en piedra a quien la veía a los ojos. La condenó a la soledad, el peor castigo para un mortal ¿Entonces la víctima de violación es a quien se le sanciona?

Pero las desgracias de la mítica victimaria no quedaron allí: Medusa fue decapitada por el semidiós Perseo para cumplir un reto. Esta historia no solo ha sido fuente de inspiración para artistas de diversas disciplinas, también es de los símbolos más antiguos de la injusta narrativa hacia la mujer. Este no es el único ejemplo, revisemos un poco más.

Si bien algunas personas leen la historia de Medusa y exaltan el carácter malévolo de este personaje, realmente esconde un sentido de sumisión y desvalorización del género. A lo largo de los siglos, la literatura ha perpetuado la idea de la mujer como seres inferiores destinadas a obedecer a los hombres, incluso en los textos religiosos, para muestra un botón.

El primer libro de la Biblia, Génesis, la responsabilidad de que los primeros seres humanos de la tierra sean expulsados del Paraíso ¿sobre quién recae? Nuevamente, al igual que la gorgona griega es una mujer la fuente del mal. Así, Eva, igualmente relacionada con una serpiente, es señalada por su desobediencia, y culpada de promover el pecado y la corrupción del mundo.

Género indomable

Consulté sobre el tema a Mariana Libertad Suárez, profesora de los programas de postgrado en literatura de la Universidad Simón Bolívar y de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y además escritora de diversos ensayos y relacionados con el papel de la mujer en la literatura. Sobre la historia de Medusa la especialista destaca que existen diversas etapas de este personaje, así como las sirenas, las diosas, las hechiceras. Esto tiene relación con la percepción del rol de la mujer o la idea que se deseaba implantar de acuerdo a las épocas.

En el imaginario grecolatino, refiere Suárez, Medusa es un ser monstruoso que actuaba según su pathos, es decir, impulsada por sus pasiones, lo cual era común en estas historias. Esta idea continúa en la Edad Media y existe toda una estigmatización sobre el tema, pues justamente se condenan las prácticas que no estuviesen asociadas al cristianismo, por lo que la brujería estaba vinculada a estos seres monstruosos, una idea que puede evidenciarse en las creaciones pictóricas de este momento histórico.

“En la Edad Media se comienza a pensar en las brujas como seres fantásticos y se les une, no solamente a Medusa o a las gorgonas, sino también las arpías, las sirenas, las lamias, etcétera; entonces hay una visión condenatoria pero que lo inscribe en lo fantástico”, refiere la especialista.

Esto se relaciona con la visión que para la época se tenía de la mujer y que se refleja en la literatura. De allí que no es casualidad que, en 1405, Christine de Pizan escribiera “La ciudad de las damas», en la planteaba la emancipación femenina y a la vez denunciaba la falta de valía del género que predominaba en una sociedad dominada por hombres.

Esta visión que reforzaba los estereotipos de sumisión del género se mantienen en el Renacimiento. Un ejemplo notable se evidencia en “La fierecilla domada”, escrita por William Shakespeare entre 1593 y 1594. En esta obra de teatro, el personaje Petruchio debe hacer para casarse con Catalina, que tal como Medusa, es una mujer fuerte de carácter e independiente, por lo que este debe «domar» su espíritu rebelde. ¿La domesticación de la mujer por el pensamiento propio?

La justificación del castigo

Llega el período de la Ilustración y pese a que esta época se caracterizó por difundir las ideas de igualdad y razón, las creencias tradicionales sobre el rol subordinado de la mujer persistieron en la literatura.

Durante está época, aunque se promovían ideas de igualdad y razón, muchas de las creencias tradicionales sobre sobre el rol subordinado y de sumisión de la mujer persistieron. Muestra de ello puede encontrarse en el pensamiento de Jean-Jacques Rousseau, quien en su obra «Emilio o De la educación» expone su visión de la formación diferenciada para hombres y mujeres. Mientras que Emilio debía ser instruido para ser un ciudadano útil en la construcción de la nueva sociedad, Sofía tenía que educarse para ser solo esposa, acompañante de su hombre, y esto, justifica el filósofo, se argumenta por las diferencias anatómicas entre ambos sexos. ¿El nacimiento de la idea del sexo débil?

Pese a los avances en el pensamiento, en la ilustración persiste el principio de castigar y temer a las mujeres que desafiaban las normas, similar a cómo Medusa fue penada por Atenea. Esto coincide esto con una característica que la docente Mariana Libertad Suárez resalta de la visión la gorgona para la época de la Ilustración, pues en esta época se le agrega al personaje una mirada maligna, un poder destructivo, que no estaba intrínseco en el origen de este monstruo hembra.

De acuerdo con Suárez, al llegar el siglo XX, la imagen de Medusa se despolitiza por completo y pasa a ser una caricatura que puede encontrarse, incluso, en los personajes de historias animadas para niños. Termina siendo un objeto parodiable que ya no es temible, pero tampoco se le romantiza como a otros seres fantásticos tal como las sirenas, destaca.

“Desde el siglo XIX las sirenas pierden toda su esencia y su capacidad de hacer daño, de tomar decisiones. Todo esto es sustituido por un enamoramiento absoluto, una entrega y renuncia romántica y voluntaria a sus poderes, algo que va a ser muy propio de toda una maquinaria discursiva que se activa en Europa y los Estados Unidos en particular, pero llega América Latina después de la segunda Guerra Mundial que es un momento de gran movilización para las identidades femeninas”, explica la escritora.

A partir de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que las mujeres ocupan lugares importantes en espacios culturales e históricos, se intenta reinscribir su rol dentro del hogar, razón por la que de alguna forma pretende posicionar la domesticación de la figura femenina, bien como la romantización de las sirenas que quieren dejar de ser monstruosas y de tener poderes. Es la explicación de las características de brujas de series televisas como “Hechizada” y “Mi Bella Genio”.

“Medusa se van a convertir en un objeto de decorativo, sin ningún peligro. Tampoco no se les doméstica como las otras, pero si pierden su fuerza política”, resalta Suárez.

Desde la visión destructora a la liberadora

La estigmatización de factores negativos hacia la mujer no solo se evidenció en los países europeos, también permeó en América Latina, tal cual como se expone anteriormente. En muchas historias creadas a partir de la instauración del período Colonial y con el nacimiento de las nuevas repúblicas, se perpetúan los estereotipos que describen a las mujeres como seres emocionales, irracionales y débiles que deben ser domadas.

Suárez refiere que, aunque en las obras escritas por los intelectuales orgánicos de los proyectos republicanos existen contradicciones y tensiones, aparecen nuevas voces respecto a la función de la mujer que se sustentarán como una réplica de la propuesta rousseauniana de Sofía.

“Las mujeres tienen que estar en casa perpetuando la especie, cuidando, formando la ciudadanía y asegurándose de que los hombres tengan toda la libertad y toda la posibilidad de cuidar, de encargarse de construir el contrato social”, enfatiza.

Esta idea continúa en las primeras décadas del siglo XX, con pequeños cambios y ligeros desplazamientos, destaca la especialista, aunque refiere que se mantiene la estructura. No obstante, existe un dato muy importante que resaltar y es que existieron muchas escritoras permanecieron invisibilizadas por algún tiempo y que, por supuesto, en sus obras presentaban una visión que reivindicaba el papel de la mujer en la sociedad.

Es así como en esta época algunas escritoras desafiaron las normas patriarcales y exploraron temas sobre género, autonomía y opresión. Entonces el mito de Medusa, símbolo de la demonización del poder femenino, es reinterpretado en obras como el ensayo de Hélène Cixous, «La risa de la Medusa» (1975), quien utilizando como símil el mito griego, invita a las mujeres a liberarse a través de la escritura y romper el discurso tradicional, expresando con libertad su experiencia orgánica.

De esta manera, a lo largo de la historia, las narrativas literarias han moldeado y reflejado actitudes hacia la mujer y, en gran medida, ha perpetuado la idea de sumisión y el machismo. Desde el mito de Medusa, castigada y transformada en monstruo por un crimen del que fue víctima, hasta las representaciones en la literatura moderna, la figura femenina recurrentemente ha sido demonizada y controlada, por supuesto con excepciones notables, pero no mayoritarias.

Por ello que se hace necesario cuestionar las estructuras que continúan relegando a la mujer a roles dominados, cuando las dinámicas sociales actuales expresan otras realidades. Nos se trata de radicalizaciones, la idea es reconocer y desmantelar mitos, creencias, pensamientos que, como la historia de Medusa, simbolizan la opresión, para de esta forma dar paso a una narrativa de equidad de género que muestren la potencialidad y el reconocimiento justo.