
El precursor de la independencia y el libertador de la memoria, así se define a Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, uno de los más importantes arquitectos del cambio, nacido hace 275 años en tierras venezolanas. ¿Qué diría el Ilustre Americano cuando hoy en suelo estadounidense califican a las personas de su gentilicio como delincuentes? ¿Qué pensaría el Caballero de la Libertad cuando un imperio amenaza con apoderarse de una parte de su territorio natal bajo una supuesta defensa a una colonia británica invasora?
Si existe algo que es innegable cuando se estudia la vida de Miranda es su conexión con su territorio. Aunque estuvo largo tiempo fuera de Venezuela por sus múltiples viajes por el mundo, nunca perdió su vínculo con el suelo que lo vio nacer.
Al inicio de su carrera, este caraqueño no fue profeta en su tierra. La discriminación por ser descendiente de familia de origen canario, no le impidió prepararse y demostrar sus competencias militares en la Revolución Francesa y la Independencia de los Estados Unidos. En ambos escenarios de cambios sociales profundos, adquirió una vasta experiencia que le dio las herramientas para orientar a jóvenes estrategas como Simón Bolívar, Bernardo O´Higgins, entre otros, en su lucha contra la monarquía española que impedía el desarrollo de nuestramérica.
Tal como lo describen en múltiples investigaciones que relatan su biografía, Miranda nació y creció a la sombra de la Ilustración, época de la expansión de las ideas; experimentó la era barroca y el surgimiento del romanticismo desde los lugares en los que hubo mayor auge de estas corrientes culturales. Todo esto le permitió tener una percepción aguda de la posteridad y el significado de los bienes patrimoniales y su importancia histórica para la humanidad.
Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez no solamente fue un político, estratega, militar y diplomático, su carácter humanista y su infinita visión de la cultura mundial lo convirtió en el precursor y primer ciudadano universal garante de las huellas de la esencia de la humanidad, en definitiva, del reconocimiento del valor del patrimonio cultural material e inmaterial del mundo.
Colombeia: la memoria de una época
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) describe al Generalísimo como “uno de los más importantes memorialistas de su época”. Este venezolano nacido en Caracas, a sus 20 años comenzó sus registros en los que plasmó la cotidianidad y los cambios históricos que caracterizaban a las sociedades de los países en los que vivió.
Colombeia, de esta forma nombró Miranda su archivo de 63 tomos empastados, en los que no solo plasmó sus ideas sobre el futuro, además incluyó desde las partidas de matrimonio de sus padres, sus certificados de bautizo y de estudios en la Universidad de Caracas, hasta mapas, dibujos, expedientes judiciales y todos los acontecimientos que edificaron una visión con la que trazó su ruta hacia la independencia de América Latina.
Muchos de estos registros, refiere la Unesco, constituyen una de las fuentes primarias para comprender procesos de importancia mundial, por ejemplo, los últimos años de la Revolución Francesa. No por nada, Francisco de Miranda es el único americano cuyo nombre se encuentra en el Arco del Triunfo, en Paris, en el que están reseñados todos los que participaron en esta gesta que cambió la visión política y social del mundo.
Uno de los aspectos más notables de Colombeia, es que el propio Miranda fue quien organizó de manera sistemáticas sus documentos. Desde entonces no se ha agregado nada. En sus tomos se encuentran las cartas que dan fe de sus intercambios con importantes referentes políticos de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y Rusia. También su comunicación con quienes impulsaban las causas independentistas en Chile, Argentina, Cuba y la Gran Colombia.
“Todo ello le confiere a sus papeles el carácter de verdadero «mapa» en el cual se pueden seguir las principales líneas, intereses y propuestas políticas que circularon entre tan prominentes figuras, tanto en relación a la forma como Europa y Estados Unidos veían el futuro político de Sudamérica, como los proyectos que en común compartió Miranda con sus coterráneos de Hispanoamérica”, destaca la descripción que la Unesco hace sobre este Archivo.
Defensor del patrimonio cultural
Que el Día Nacional del Patrimonio Cultural en Venezuela se conmemore el 28 de marzo, natalicio de Francisco de Miranda, tiene una razón obvia que se ha explicado a lo largo de este artículo: fue el primer defensor de la memoria de la humanidad. En sus registros compilados en Colombeia, este Americano Universal no solamente detalló las características políticas, económicas y bélicas de una época, también describió los cambios culturales que en ese momento ocurrían, así como los bienes artísticos existentes en el período convulso que le tocó vivir.
Desde la curiosidad que le caracterizó, este caraqueño ilustra en sus escritos y a partir de observaciones minuciosas el panorama de una época. Es así como relata, el comportamiento de los grupos sociales en los cuales participó, así como sus costumbres, tradiciones, creencias, estilos culturales. Todo esto es lo que actualmente se conoce como patrimonio cultural intangible o inmaterial que identifica, diferencia, hace excepcional y único un bien o práctica social, que además posee un gran valor histórico.
Llama la atención cómo Miranda plasmó guía sus observaciones por las características que definen a un bien o a una actividad social como patrimonio. Es así como estos atributos establecidos por la Unesco en la Convención sobre la Protección Mundial, Cultural y Natural en 1972, este insigne americano los identificó casi 150 años antes en “bibliotecas, teatros, guarniciones, arsenales, cuarteles, campos de batalla, fortalezas, castillos, palacios, jardines, parques, fuentes, escuelas, hospitales, colecciones de historia natural y, más en general, ciudades y paisajes”.
De esta manera, el registro mirandino representa un increíble testimonio que ofrece una bitácora de la evolución cultural del mundo. Desde la descripción de pinturas como El juicio final de Miguel Ángel, la escultura Laocoonte y sus hijos, la Catedral de Notre Dame o la partitura original de La Marsellesa, son expresiones artísticas que cautivaron la atención del Americano Universal.
De Francisco de Miranda hay mucho que decir, por ello son incontables los libros, ensayos y hasta obras narrativas sobre su vida, obra y legado. A 275 años de su natalicio, justo cuando Venezuela es atacada con acciones y señalamientos que la desprestigian y golpean, es imperante recordarle como la cuna de grandes hombres que han revolucionado diversos ámbitos de la sociedad en el mundo. Recordar el legado mirandino es tocar la tierra, enorgullecerse con ella y tomar la energía libertaria en defensa de la dignidad que tienen cada una de las semillas que germina en este territorio que va desde la Guayana Esequiba hasta Castillete en Zulia, desde el Cabo San Román hasta San Carlos de Río Negro.
Natchaieving Méndez

