Un equipo de investigadores liderado por Shinichi Furuya, pianista y científico de Sony, ha dado un paso revolucionario en el mundo de la música clásica. Gracias a un exoesqueleto robótico diseñado especialmente para pianistas, músicos experimentados podrían superar sus límites técnicos y alcanzar nuevas alturas en su interpretación.

Este innovador dispositivo, que se coloca en la mano del pianista, es capaz de mover cada dedo de forma independiente a una velocidad superior a la que cualquier humano podría alcanzar. La idea surgió de una experiencia personal de Furuya, quien al igual que muchos músicos, sufrió lesiones por practicar en exceso. Al recordar cómo sus maestros guiaban sus manos durante las lecciones, concibió la idea de replicar esta técnica mediante un exoesqueleto.

En un estudio publicado en la revista Science Robotics, se demostró que pianistas profesionales, después de alcanzar su «efecto techo» y practicar con el exoesqueleto durante solo 30 minutos, lograron aumentar significativamente su velocidad y precisión, incluso en la mano que no había sido entrenada.

Más rápido, más preciso, más expresivo

El exoesqueleto se probó en una tarea desafiante: un «trino de acordes» presente en obras de Chopin y Beethoven. Los resultados fueron sorprendentes: los músicos no solo tocaban más rápido, sino que también mostraban una mayor precisión y un mayor control sobre su instrumento.

Según Furuya, esto se debe a cambios neuroplásticos en el cerebro, que se producen gracias al entrenamiento pasivo con el exoesqueleto. Al mover los dedos a una velocidad superior a la habitual, el cerebro se adapta y crea nuevas conexiones neuronales, lo que permite al músico ejecutar pasajes más complejos y con mayor facilidad.

Un futuro prometedor

Esta tecnología no solo tiene implicaciones para los pianistas, sino también para otros músicos y artistas que requieren una gran destreza manual. Además, podría ser utilizada en rehabilitación para ayudar a personas con lesiones a recuperar la movilidad de sus dedos.

Sin embargo, los investigadores advierten que el uso de esta tecnología debe hacerse de manera responsable. Es fundamental obtener el consentimiento de los músicos cuyos movimientos se replican con el exoesqueleto, y garantizar que su uso no se convierta en una forma de «dopaje» musical.

En conclusión, el exoesqueleto robótico para pianistas representa un avance significativo en el campo de la música y la tecnología. Al permitir a los músicos superar sus límites físicos, abre nuevas posibilidades para la interpretación musical y la exploración de nuevos sonidos y estilos.