Biólogos estadounidenses descubrieron que las bacterias de la microflora pueden producir siete biomoléculas cortas asociadas con el aminoácido triptófano que pueden tener un impacto significativo en el desarrollo del autismo en los niños. 

Afirman que demasiado o muy poco de estas sustancias en el cerebro puede aumentar o disminuir los síntomas del autismo.

“Pudimos demostrar cómo los productos de desecho de la microbiota intestinal daña el funcionamiento del cerebro, lo que, a su vez, afecta el comportamiento del niño, destacaron los científicos”, citados por la agencia TASS.

Una conclusión a la que llegaron tras observar la salud y el comportamiento de ocho docenas de niños de entre 8 y 17 años, la mitad de los cuales sufría diversas formas de autismo, mientras que los demás tenían una trayectoria de desarrollo normal.

Los investigadores recogieron muestras de microflora y utilizaron imágenes por resonancia magnética funcional para rastrear cómo cambiaba la actividad cerebral de los niños al ver fotos o vídeos con emociones fuertes o neutrales, así como al tocar su piel.

Los científicos compararon los resultados de estas mediciones, lo que les permitió identificar siete moléculas producidas por bacterias que influyeron fuertemente en la actividad cerebral de los niños autistas.

T/UN