
El color de los alimentos no solo es atractivo a la vista, sino que también juega un papel crucial en nuestra salud y bienestar. Cada color en los alimentos está asociado con diferentes nutrientes y beneficios que pueden impactar nuestra dieta de manera significativa.
Por ejemplo, los alimentos rojos, como los tomates y las fresas, son ricos en licopeno, un antioxidante que ayuda a combatir enfermedades cardiovasculares. Los vegetales de color verde, como la espinaca y el brócoli, están llenos de clorofila y fibra, promoviendo una buena digestión y salud general.
Los alimentos amarillos y naranjas, como las zanahorias y los pimientos, son fuentes de betacaroteno, que es esencial para la salud ocular. Los alimentos morados, como las berenjenas y las uvas, contienen antocianinas, que pueden ayudar a disminuir el riesgo de enfermedades crónicas.
Además, el color también puede influir en nuestras elecciones alimentarias. Estudios han demostrado que los colores vibrantes pueden aumentar el apetito y hacer que los alimentos sean más apetecibles. Por lo tanto, al planificar una dieta balanceada, es fundamental considerar no solo el sabor y la textura, sino también la variedad de colores en nuestro plato.
El color de los alimentos es un indicador importante de su valor nutricional y puede ser una herramienta poderosa en la promoción de una alimentación saludable.
T/Narkys Blanco

