
El presidente argentino Javier Milei ofreció un discurso en la cumbre del G20 en Río de Janeiro que fue recibido con frialdad por los líderes internacionales.
A pesar de su apasionada defensa del capitalismo como la única solución para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo, Milei no obtuvo aplausos al finalizar su intervención, siendo aclamado únicamente por la delegación argentina.
Esta situación pone de relieve una desconexión entre sus propuestas y las expectativas del resto de los asistentes.
Durante su intervención, Milei criticó los «experimentos colectivistas» y argumentó que el capitalismo es esencial para el crecimiento y desarrollo económico. Sin embargo, su mensaje no resonó entre los líderes presentes, quienes mostraron una actitud distante ante sus afirmaciones.
El presidente argentino abogó por un enfoque más radical hacia la liberalización económica, pero su retórica no logró captar el apoyo esperado en un foro donde se discuten intensamente las políticas económicas globales.
La falta de aplausos resalta un posible desacuerdo con las ideas de Milei sobre el capitalismo y su enfoque hacia las dinámicas económicas internacionales.