
Más de 31.000 personas recibieron la orden de evacuación tras el estallido de un nuevo incendio forestal al noroeste de Los Ángeles, California, en Estados Unidos, reportó el diario ‘Los Angeles Times’ que cita a las autoridades locales.
«Se ordenó la evacuación de más de 31.000 personas y se emitieron advertencias a otras 23.000», precisó el periódico.
Las llamas se originaron cerca del embalse Lake Castaic, al norte de la ciudad de Santa Clarita, una de las zonas residenciales aledañas. Comenzó hacia las 11:00 de la mañana, y menos de dos horas después ya había arrasado 3.407 acres (unas 1.300 hectáreas). Ahora son ya más de 8.000 los acres quemados (unas 3.200 hectáreas) y el nivel de contención de las llamas se mantiene en 0 % pese a los esfuerzos, de acuerdo con el Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California.
El humo obligó al cierre de escuelas y negocios y a detener actividades al aire libre para evitar exposiciones peligrosas, señala The New York Times.
El Centro de Predicción de Tormentas adviertió sobre la posibilidad de que los vientos se fortalezcan entre la noche de este miércoles y el jueves, los que eleva el riesgo de nuevos incendios en medio de las condiciones extremadamente secas que azotan la región.
Los bomberos también están combatiendo un nuevo foco de incendio que se activó en la madrugada de este jueves, lo que ha llevado al cierre de parte de la autopista 405 en la zona de Sepulveda Pass, que se extiende hacia Bel-Air. Actualmente, hay más de 4.000 bomberos asignados a las labores de extinción, aunque otros incendios de gran magnitud, como el de Palisades, que ha consumido más de 23.400 acres, y el de Eaton, que ha arrasado más de 14.000 acres, siguen sin estar completamente controlados, según los datos más recientes.
El servicio nacional de meteorología ha emitido una alerta roja en la región hasta la mañana del viernes, advirtiendo sobre condiciones secas y vientos fuertes que mantendrán niveles críticos para el sur de California hasta el final de la semana. La principal causa de la rápida expansión de los incendios son los vientos de Santa Ana, conocidos como catabáticos, que pueden superar los 150 kilómetros por hora, y que son corrientes de aire recalentado que se desplazan desde el interior hacia la costa de California, contribuyendo a la propagación incontrolada del fuego.
La emergencia se produce después de los masivos incendios forestales del 7 de enero en Los Ángeles, que provocaron una de las tormentas de fuego más destructivas que se recuerden en la región. El fuego afectó entonces especialmente las áreas de Altadena y Pacific Palisades, arrasando comunidades enteras y dejando más de una veintena de muertos y cientos de miles de evacuados. T/Con información de RT-Sputnik