Desde el estreno de Back to the future, cientos de filmes han tratado el tema de los viajes temporales como un gancho en sus argumentos, plasmando escenas divertidas o dramáticas, pero también levantando una duda entre su audiencia: ¿es científicamente posible viajar en el tiempo?

La respuesta no es sencilla, pero tampoco está completamente fuera del alcance de la realidad. Albert Einstein, con su Teoría de la Relatividad, revolucionó la forma en que entendemos el espacio y el tiempo. Lo que antes era considerado como dos conceptos separados y absolutos, ahora se sabe que están entrelazados en una estructura dinámica que llamamos espacio-tiempo. Y sí, esta teoría, aunque no lo parezca a primera vista, abre puertas a la posibilidad del viaje en el tiempo, al menos en ciertas condiciones.

Para entender la posibilidad de viajar en el tiempo, primero debemos adentrarnos un poco en lo que plantea la Teoría de la Relatividad.

En 1905, Albert Einstein presentó su Relatividad Especial, una teoría que cambió por completo la percepción de cómo funciona el universo. En ella, Einstein demostró que el tiempo no es una constante universal como se pensaba, sino que depende del movimiento. En otras palabras, dos personas que se mueven a velocidades diferentes pueden experimentar el tiempo de manera distinta.

Más adelante, en 1915, Einstein amplió esta teoría con su Relatividad General, que incorpora la gravedad. Aquí, la revolución fue aún mayor: Einstein describió la gravedad como una curvatura en el espacio-tiempo causada por la presencia de masas. En este contexto, el tiempo también podría llegar a acelerarse o desacelerarse dependiendo de cuánto de fuerte sea la gravedad. Es decir, en puntos de máxima gravedad, como las cercanías de un agujero negro, el tiempo pasaría de forma diferente que en una zona completamente alejada de él.

De acuerdo con lo que nos dice la Relatividad Especial, el viaje al futuro es, en cierta medida, posible. Si un objeto se mueve a velocidades cercanas a la velocidad de la luz, el tiempo para ese objeto transcurre mucho más lentamente que para alguien que permanece en reposo. Esto significa que, hipotéticamente, una persona que viajara en una nave espacial extremadamente rápida podría regresar a la Tierra habiendo envejecido solo unos pocos meses, mientras que para quienes se quedaron en el planeta habrían pasado años o incluso siglos.

Un ejemplo de este fenómeno puede observarse en los experimentos con partículas llamadas muones, que tienen una vida útil muy corta. Cuando estas partículas se aceleran en laboratorios a velocidades próximas a la luz, «viven» mucho más tiempo de lo que deberían en condiciones normales, debido a la dilatación del tiempo. Aunque esto puede parecer algo pequeño, en teoría, lo mismo aplicaría a objetos más grandes, como una nave espacial.

Así, este tipo de viaje en el tiempo ya no pertenece únicamente a la ciencia ficción, sino que tiene, en principio, bases sólidas. Sin embargo, sí existe un obstáculo principal que pone freno a este viaje: la tecnología. Para alcanzar estas velocidades cercanas a la de la luz se necesitaría una cantidad de energía colosal, mucho mayor de lo que actualmente podemos generar.

Agujeros de gusano

Ahora bien, aunque el viaje al futuro tiene fundamentos científicos claros, la idea de viajar al pasado es mucho más complicada. Aquí entra en juego la Relatividad General, que permite un tipo de soluciones matemáticas llamadas «curvas cerradas de tipo tiempo». Estas curvas describen trayectorias en el espacio-tiempo que podrían, teóricamente, permitir a alguien regresar al pasado. De hecho, una de las propuestas más conocidas en este sentido es la existencia de agujeros de gusano.

Un agujero de gusano sería, en palabras sencillas, una especie de «atajo» que conecta dos puntos distantes en el espacio-tiempo. Imagina que el espacio-tiempo es una hoja de papel y que doblas esa hoja hasta que dos puntos, antes lejanos, se tocan. Si alguien pudiera atravesar ese puente, en teoría, podría viajar no solo a otro lugar del universo, sino también a otro momento en el tiempo. Sin embargo, estos agujeros de gusano son puramente teóricos y, de existir, serían extremadamente inestables.

Además, los viajes al pasado plantean problemas lógicos conocidos como «paradojas temporales». La más famosa es la «paradoja del abuelo», que plantea lo siguiente: si alguien viajara al pasado y evitara el nacimiento de uno de sus antepasados, ¿cómo podría esa persona existir en primer lugar? Se trata de contradicciones muy difíciles de resolver y que dificultan todavía más esta problemática.

Así, por ahora, podemos decir que el viaje en el tiempo sigue siendo terreno de las películas y la imaginación. Pero, quién sabe, quizás algún día, con nuevos descubrimiento y avances, podamos entender mejor los secretos del Universo y la realidad sobre estas fronteras. (National Geographic)