El cortisol, conocido como la hormona del estrés, juega un papel crucial en la regulación de diversas funciones en el cuerpo humano. Producido por las glándulas suprarrenales, su liberación se activa durante situaciones de estrés físico o emocional. Sin embargo, niveles elevados y prolongados de cortisol pueden tener efectos adversos significativos en la salud.

Investigaciones recientes han demostrado que el exceso de cortisol está relacionado con problemas como la ansiedad, la depresión y trastornos del sueño. Además, puede contribuir al aumento de peso y a problemas metabólicos, como la resistencia a la insulina. A largo plazo, niveles altos de cortisol pueden debilitar el sistema inmunológico, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades.

Por otro lado, es importante destacar que el cortisol también desempeña funciones esenciales, como ayudar a controlar el metabolismo y regular la respuesta inflamatoria. Por lo tanto, mantener un equilibrio adecuado es fundamental.

La gestión del estrés a través de técnicas como la meditación, el ejercicio regular y una alimentación saludable puede ser clave para mantener niveles saludables de cortisol y promover un bienestar general.