
El conector Universal Serial Bus (USB) , fue uno de los estándares más utilizados en la tecnología de consumo desde finales de los años 90, que hoy enfrenta un escenario de reemplazo acelerado. A pesar de haber marcado la base de la conectividad moderna entre computadoras, periféricos y unidades de almacenamiento, su relevancia se debilita frente a nuevas necesidades de velocidad, formatos más compactos y servicios basados en la nube.
La evolución tecnológica cambió las reglas. La demanda de calidad audiovisual 4K, archivos RAW, videos de alta tasa de bits, multiplicó el tamaño de los contenidos. Mientras la mayoría de pendrives se comercializan entre 64 GB y 512 GB, hoy los equipos profesionales generan terabytes.
Existen memorias USB de mayor capacidad, pero el costo por gigabyte es poco competitivo frente a unidades SSD portátiles, que ofrecen TB de almacenamiento a mejor relación entre precio y rendimiento.
La velocidad también es un factor determinante, los pendrives, incluso usando USB 3.x, siguen apoyándose en memoria flash de gama baja, lo que implica demoras largas al copiar archivos grandes. En contraste, un SSD portátil con USB-C o Thunderbolt puede mover los mismos datos en segundos.
La desaparición progresiva del puerto USB-A tradicional es otra variable crítica. Los fabricantes migran hacia USB-C como conector dominante por su tamaño reducido y eficiencia eléctrica. Para portátiles ultradelgados o ciertos modelos de Apple, ni siquiera existen puertos físicos múltiples; por lo tanto, un pendrive estándar ya no encaja directamente. Es posible usar adaptadores, pero se pierde parte de la fiabilidad y velocidad en el proceso.
Sumado a eso, existe un factor determinante que ha marcado la evolución digital, el almacenamiento en la nube se masificó. Para compartir archivos grandes ya no es necesario llevar un dispositivo físico: basta con enviar un enlace. Plataformas empresariales y servicios gratuitos modificaron el hábito de uso de pendrives que antes eran la opción más práctica.
Lo que hoy ocurre no implica el fin del USB como tecnología de conexión, sino el final del pendrive como objeto central. El estándar continuará presente en diversas formas incluyendo USB-C, pero la memoria física portátil pierde protagonismo frente a sistemas más veloces, más flexibles y con mayor capacidad.
T/Agencia

