Escuchar la canción “My Heart Will Go On” de Celine Dion, inmediatamente traslada a la escena en la que Leonardo DiCaprio abraza a Kate Winslet en la proa del emblemático “Titanic”. No es para menos, la película del legendario transatlántico hundido es una de las más galardonadas de la historia, por lo que su popularidad ha trascendido por cerca de 30 años.

No obstante, en los últimos días esta canción ha sido fuente de controversia por razones distintas a su génesis. Su uso en uno de los mítines del candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica y el rechazo de la intérprete, quien a través de un comunicado negó el empleo de la pieza para fines políticos y sentenció el abuso del equipo de campaña con la frase: “…and really, that song?”

No es la primera vez que Trump está envuelto en una controversia por el uso, sin autorización, de canciones famosas. Semanas atrás, el equipo de campaña del candidato republicano empleó la canción Run Boy Run, de Woodkid, que paradógicamente al discurso del repúblicano, es un himno de la comunidad LGBT+. Inmediatamente el intérprete francés rechazó la acción a través de un mensaje en sus redes sociales.

La polémica como estrategia

Además de Dion y Woodkid, son varios los cantantes que han denunciado el uso sin autorización de sus canciones por parte del equipo de campaña de Trump. Rihanna, Pharrell Williams, Elton John y Earth Wind and Fire no solo han expresado públicamente no estar vinculados con el expresidente, algunos han emprendido hasta acciones legales.

Pero ¿qué lleva al equipo de Trump a utilizar estas canciones? Las respuestas pueden ser muchas, una de ellas es la personalidad del magnate, quien se ha caracterizado por la irreverencia y prepotencia en sus discursos y en la toma de decisiones. Es por ello que no es descabellado pensar que la estrategia sea generar polémica y reforzar la imagen disruptiva que tanto atrae, no solo a la población juvenil sino a una buena parte de la estadounidense en general.

Es una variación de lo que se conoce como “celebrificación del candidato”, un fenómeno en el que la campaña busca influir atraer votantes por el carisma y la presencia mediática del líder político. No es casualidad que el empleo de la canción de Celine Dion ocurre días después de la reaparición de la cantante en los Juegos Olímpicos París 2024, tras su retiro por padecer una enfermedad que conmovió a sus seguidores.

Tampoco es coincidencia que la pieza de Woodkid sea una de las más empleadas en Tiktok y que el repúblicano haya accedido a una entrevista con Elon Musk, también polémico por su irreverencia e intromisión en asuntos de países extranjeros.

Lo cierto es ya Trump ha empleado esta estrategia de utilizar una celebridad de señuelo para hacerse más visible. En su campaña de 2016, contó con el apoyo de Kid Rock y Ted Nugent, quienes no solo estuvieron en sus eventos políticos, sino que lo respaldaron en sus redes sociales.

Dime con quien andas y te diré que fama tienes

La vinculación del mundo del entretenimiento con las campañas políticas no es un fenómeno nuevo. Aunque en la actualidad la presencia mediática, especialmente en redes sociales puede determinar la aceptación de la colectividad, existen diversos episodios electorales en los que las celebridades han sido catapultas para el éxito o el fracaso de una parte de la contienda.

Es así como el éxito de cantantes, actores, artistas en general que cuentan con un prestigio, les permite a los políticos conectar con millones de seguidores de la celebridad, por lo que un mensaje a través de ellos puede generar un impacto inmediato a masivo.

Vale recordar casos como Beyoncé y Jay-Z quienes en 2008 gozaban de una significativa popularidad entre los jóvenes, por lo que su apoyo Barack Obama fue determinante para lograr la aceptación y la victoria de este político demócrata.

Es así como en diversas partes del mundo, actrices, comediantes, futbolistas, músicos, artistas plásticos, cineastas, en general, personas vinculadas al arte, la cultura y el espectáculo que se hermanan con posturas políticas bien para impulsar causas sociales o apoyar tendencias que reafirman su compromiso y responsabilidad con el colectivo más allá de su quehacer creativo por lo que son reconocidos.

¿Fenómeno electoral Swift?

La preocupación del equipo de Donald Trump por ganar la popularidad del republicano no es infundada. Medios de comunicación y algunos analistas políticos han estudiado la posibilidad de que exista un punto de quiebre en la contienda de los comicios estadounidenses si la cantante Taylor Swift manifiesta su apoyo a alguna tendencia.

Pareciera descabellada esta afirmación, pero no lo es. En 2018 el respaldo de la intérprete a candidatos demócratas en Tennessee fue un gran aporte para aumentar la participación electoral y los resultados que se dieron en el Congreso. En 2023 una publicación de la cantante en Instagram provocó el registro de 35 mil nuevos votantes.

La artista es conocida por sus mensajes secretos en sus espectáculos. En días pasados Swift publicó en sus redes una imagen en uno de los escenarios de su gira por Europa, en la que se deja ver la silueta particular de una mujer, la cual consideran que puede ser la actual candidata demócrata Kamala Harris.

Aunque no hay aclaratorias por parte del equipo de la cantante con respecto a la publicación, bien es sabida las inclinaciones demócratas de la artista, lo cual a sido causa de irritabilidad de los partidarios de Trump, quienes incluso han emitido teorías conspirativas en contra de la opción republicana. Más de 300 millones de fieles seguidores de Swift una cifra temible ¿cierto?