
El exmandatario sirio Bashar Al-Assad emitió su primera declaración desde su derrocamiento, asegurando que nunca contempló la posibilidad de renunciar ni de solicitar asilo en otro país.
En un comunicado difundido desde Rusia, donde se refugia tras su evacuación, Al-Assad afirmó que su salida de Siria no fue planificada y que ocurrió a solicitud de Moscú en la noche del 8 de diciembre, cuando una coalición insurgente liderada por islamistas tomó el control de Damasco.
“Durante los últimos acontecimientos, no me planteé ni una sola vez la posibilidad de renunciar o solicitar asilo”, declaró Al-Assad, quien admitió haber conocido la caída de la capital siria mientras se encontraba en una base militar rusa. El exmandatario describió la situación actual en Siria como un país “en manos de terroristas”.
Al-Assad también rechazó las acusaciones de traición hacia su ejército y el pueblo sirio al abandonar el país. “Un presidente no puede ser alguien que renuncia al pueblo al que pertenece”, enfatizó.
Su declaración se produce en un contexto de inestabilidad política tras más de cinco décadas de dominio familiar en Siria, lo que plantea serias interrogantes sobre el futuro del liderazgo en el país árabe.