Un equipo internacional liderado por investigadores chinos reveló por primera vez datos sobre la distribución y volumen de agua existente sobre la superficie de la luna y bajo ella, a partir de la información recolectada por la sonda lunar Chang’e 6 en 2024.

Expertos pertenecientes a la Academia China de Ciencias y de la Universidad de Hawai, confirmaron mediante muestras procedentes del lugar de alunizaje de la sonda, el papel crucial de factores como los vientos solares en la formación y evolución del agua en la superficie del satélite terrestre.

En un estudio publicado en la revista especializada Nature Astronomy, el equipo explicó que las áreas perturbadas por los chorros de propulsión de la sonda al alunizar muestran una temperatura y un patrón de contenido de agua diferente a causa de la redistribución del regolito, la capa de piedras y polvo que cubre el suelo lunar.

Según los investigadores, los chorros de propulsión, ofrecen al despejar la superficie una rara oportunidad de estudiar el agua subterránea. El material recolectado por la sonda Chang’e 6 reveló también que en su lugar de alunizaje había, en promedio, un contenido de agua que doblaba el registrado en la región noroeste del Océano de las Tormentas, el sitio donde aterrizó en 2020 su predecesora, la Chang’e-5.

Además, los científicos constataron que el contenido de agua en un mismo lugar de la superficie lunar varía según la hora local y alcanza su mínimo a mediodía, por lo que dedujeron que las diferencias en contenido de agua guardan correlación con la cantidad de regolito presente, el tamaño de las partículas, la profundidad y la hora local.

Esto refuerza la hipótesis de que la implantación de protones causada en el regolito por el viento solar rige la formación y distribución de agua en la Luna, por lo que ese material será fundamental en la posible futura explotación de los recursos hidrológicos lunares.

Se espera que para 2026 China emprenda nuevas misiones lunares no tripuladas como la Chang’e 7, con destino al polo sur del satélite, y la Chang’e 8, prevista para 2029 con la participación de once países, que sentará las bases para futuras misiones humanas.

T/Agencias